Se recurrirá al habla formal si la relación es asimétrica o complementaria, es decir, si las personas se encuentran en distinto nivel o jerarquía funcional. La relación desigual exige un lenguaje que se caracteriza por su rigidez y distancia.
En las relaciones de asimetría, se producen distancias proxémicas, se utilizan gestos y ademanes acordes con la diferencia entre los interlocutores, se cuidan la pronunciación, la sintaxis y el vocabulario.
Se recurrirá, por tanto, a la norma formal si la relación es asimétrica o complementaria, es decir, si las personas no están en un mismo nivel o jerarquía funcional o si son desconocidos. La relación desigual (jefe/empleados, profesor/estudiante, médico/paciente, juez/ciudadano, policía/conductor) exige un lenguaje que se caracteriza por su rigidez y distancia. Se produce distancia proxémica; los gestos y ademanes deben estar acordes con la situación formal (postura corporal adecuada y uso adecuado de las manos) y debe cuidarse la pronunciación, la sintaxis y el vocabulario. El lenguaje se acerca más a la variedad escrita.