La comunicación es un fenómeno muy amplio y complejo. Sin duda, los seres vivos se “comunican”. Tenemos la certeza de que no somos los únicos animales que se comunican, sin...
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Comunicación
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La comunicación es un fenómeno muy amplio y complejo. Sin duda, los seres vivos se “comunican”. Tenemos la certeza de que no somos los únicos animales que se comunican, sin embargo también sabemos que nuestro modo de comunicación es distinto al de otros seres vivos. Varias definiciones se han propuesto, pero podemos estar de acuerdo, en síntesis, en que la comunicación es una relación intencional entre al menos dos entidades, por medio de un mensaje.

Elementos del proceso de la comunicación

En todo proceso de comunicación intervienen necesariamente una serie de elementos que, en mayor o menor medida, influyen en la información transmitida o en la complejidad o sencillez de cada acto comunicativo, pero que siempre han de estar presentes. Estos elementos son:

  • El mensaje: es la información que transmite un emisor a un receptor.
  • El emisor: es quien elabora y transmite el mensaje. Puede ser individual o colectivo. Cuando es un ser humano, lo hace con una determinada intención que es fundamental para entender correctamente el mensaje. El emisor realiza el proceso de codificar el mensaje, es decir , de transformar a signos combinados mediante reglas el contenido mental que él quiere transmitir.

    Para interpretar correctamente un mensaje hemos de tener claras las diferencias entre dos tipos de emisores: la fuente de información y el transmisor. Fuente de información es el emisor que origina y organiza el mensaje y transmisor, el que lo comunica cuando éste ya está organizado. Así cuando un periodista reproduce una noticia dictada por una agencia informativa, la fuente es la agencia y el transmisor el periodista.

  • El receptor: es quien recibe e interpreta el mensaje, es decir, lo descodifica. Puede ser individual o colectivo. Asimismo conviene distinguir entre el receptor-destinatario, persona a la que se dirige el mensaje emitido, y receptor-descodificador, el que lo recibe e interpreta, que puede no ser su destinatario. Por ejemplo, cuando un profesor explica un ejercicio que figura en el libro de texto a un alumno que no lo entiende, el descodificador es el profesor y el destinatario, el alumno.
  • El canal: es el medio por el que circula el mensaje y que pone en contacto al emisor y al receptor. Los canales pueden ser: naturales (el aire) y artificiales (el teléfono, el correo, un libro…)
  • El código: es el conjunto de signos y de reglas para combinarlos que comparten emisor y receptor y que hace posible que la comunicación se produzca. Ya hemos dicho que el emisor codifica y que el receptor descodifica. Cuanto más complejo sea un código, mayor será el número de mensajes comunicativos que se podrán construir con él. Es evidente que las lenguas humanas constituyen el código más perfecto.
  • El contexto: conjunto de circunstancias de la realidad que rodea al acto comunicativo, es decir, que influye en emisor y receptor cuando emiten o interpretan el mensaje y determina su significación.

    Se suele distinguir entre:

    a) El contexto lingüístico que es el texto en el que se incluye el mensaje, las palabras que enmarcan el mensaje y que determinan su significado concreto. Ejemplo: cojo todos los días el metro para ir a trabajar. / Hay que medir exactamente esa distancia, acércame el metro, por favor .

    b) El contexto comunicativo –extralingüístico– o situación comunicativa: todas las circunstancias no lingüísticas que afectan a la comunicación. Así, para entender los textos es fundamental tener en cuenta:

    • Las características de emisor y receptor (nivel cultural, carácter, gustos, ideología…) y el tipo de relación que existe entre ellos, –si es formal o informal– que determinará la adecuación del mensaje; por ejemplo la elección del tú o el usted para dirigirse al receptor.
    • La intención del emisor: informar, explicar, persuadir o prescribir, estética o expresiva.
    • El canal que se utiliza: aire, papel, hilo telefónico…
    • El espacio y el tiempo en que se produce la comunicación –compartidos o no por el emisor y el receptor– que condiciona dos tipos de procesos comunicativos:

      • Unilaterales: el receptor no puede convertirse en emisor y viceversa en el mismo acto comunicativo y en el mismo canal. Ejemplos: los mensajes de los medios de comunicación de masas, una conferencia…
      • Bilaterales: el receptor puede convertirse en emisor y viceversa en el mismo acto comunicativo y en el mismo canal. Ejemplo: la conversación.
    • El marco textual en que se realiza el mensaje: conversación, conferencia, correo electrónico, carta, instancia, cuento, poema…
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Esquema de los elementos de la comunicación.

Intención comunicativa

El emisor inicia siempre el acto comunicativo con una determinada intención. Así es posible que un mismo mensaje: llueve pueda ser interpretado de muy distintas maneras: coge un paraguas, recoge la ropa tendida, se me van a manchar los cristales… según la intención del emisor o la situación comunicativa en la que se encuentren emisor y receptor. Por ello es importante que el receptor del mensaje sea capaz de descodificarlo, no sólo a partir del significado de lo que se dice sino también del sentido con que se dice.

Hay, pues, que diferenciar entre el significado constante de un texto –el enunciado llueve, significa que en este momento cae agua de las nubes– y el sentido de un texto, lo que éste significa en una situación comunicativa concreta: una madre que se dirige a su hijo que tiene una prenda delicada puesta a ventilar en la ventana, pretende, con ese mismo enunciado, llueve, que éste la retire. El sentido, pues, incluye también la intencionalidad del emisor. Por ello, las preguntas que debe hacerse el receptor ante un mensaje deben ser no sólo ¿qué dice el texto? sino también ¿qué quiere decir el emisor con este mensaje? Y, para contestarlas, el receptor debe recurrir a su conocimiento del mundo: tengo una prenda tendida, si le cae agua se mancha, ya estropeé así una corbata de seda de mi padre…

La disciplina que estudia el lenguaje en sí mismo es la Lingüística y la que estudia el lenguaje en su relación con los elementos y las circunstancias de la comunicación se llama Pragmática.

Funciones del lenguaje

En sentido general, el lenguaje tiene dos funciones básicas: permitir la comunicación y formalizar el pensamiento.

Pero, cuando nos referimos a un acto concreto de comunicación, hemos de tener en cuenta la finalidad específica del emisor al transmitir un determinado mensaje. Hablamos entonces de funciones del lenguaje en sentido estricto, para referirnos a las que relacionan la finalidad del acto comunicativo con los elementos de la comunicación. Por otra parte, hay que tener en cuenta que en un texto concreto, las funciones comunicativas suelen aparecer combinadas, aunque, generalmente, hay una predominante. Éstas, que el lingüista Roman Jakobson redujo a seis, son:

  • Referencial o representativa. Es la función esencial en toda comunicación puesto que es la que predomina en los mensajes que pretenden transmitir información objetiva sobre la realidad, es decir, sobre el referente. Se centra, pues, en éste. Es la función propia de la exposición de hechos objetivos y, por tanto, aparece en discursos o textos informativos y expositivos que pueden o no tener carácter científico o técnico.

    Las marcas lingüísticas que caracterizan a estos mensajes son la modalidad enunciativa, el modo indicativo y el léxico denotativo, es decir, el uso de palabras cuyo significado se corresponde con el del diccionario, que es objetivo y común a todos los hablantes. Ejemplos:

    Está lloviendo. 
    Hay Levante fuerte en el Estrecho. 
    El examen será el martes.
  • Expresiva o emotiva. Es la función que predomina en los mensajes en los que se manifiesta el estado de ánimo del emisor, es decir, en los que éste exterioriza sus emociones. La actitud del emisor, el elemento central de este tipo de mensajes, se caracteriza por la subjetividad. Es la función propia del habla coloquial y de algunos textos literarios, líricos sobre todo; también aparece en textos de carácter argumentativo.

    Las marcas lingüísticas que caracterizan a estos mensajes son: la abundancia de interjecciones y de oraciones exclamativas, el uso de prefijos y sufijos intensificadores, la presencia de adjetivos y adverbios valorativos; el uso frecuente del modo subjuntivo y un léxico cargado de significados connotativos, es decir, de significados subjetivos que los hablantes asocian a las palabras. Ejemplos:

    ¡Ese hombre es un oso! 
    ¡Ojalá el examen sea el martes! 
    ¡Pero eso es fantástico! 
    ¡Qué chiquitín! 
    ¿Que hizo eso? Imposible, no me lo creo. 
    ¡Qué descansada vida / la del que huye del mundanal ruido...!
  • Apelativa o conativa. Es la función que predomina en los mensajes cuyo objetivo es provocar en el receptor alguna respuesta, verbal o no verbal. Se centra, pues, en el receptor. Es la función del mandato, más o menos disimulado, y de la pregunta; es propia del habla coloquial y de los textos con carácter propagandístico o publicitario.

    Las marcas lingüísticas que caracterizan a estos mensajes son la abundancia de oraciones interrogativas, el uso de vocativos y la frecuencia del modo imperativo. Ejemplos:

    ¿Queréis hacer el examen el martes? 
    ¡Ánimo, que tú puedes! 
    Cierra la ventana, por favor. 
    ¿Me pasas la sal? 
    ¡Olegario, cállate de una vez! 
    Vote a Gundisalvo.
  • Fática. Es la función que predomina en los mensajes en los que el emisor trata de establecer, mantener o interrumpir la comunicación. Se centra, pues, en el canal y también se llama función de contacto. Con ella se pretende reconocer que el receptor conserva el canal y es propia de situaciones comunicativas habituales en la lengua oral tales como el saludo o apelación, las despedidas o los incisos dedicados a comprobar si la comunicación entre emisor y receptor no se ha interrumpido. Evidentemente, la función fática puede reproducirse en la lengua escrita y puede utilizar recursos de otro tipo tal como se hace, por ejemplo, en el ámbito de la publicidad en el que imágenes, música, colores… constituyen el modo de contactar con el receptor.

    Las marcas lingüísticas que caracterizan a estos mensajes son la presencia de fórmulas de cortesía o de frases hechas y de muletillas. Ejemplos:

    Hola, Adiós, Buenos días; ¿eh?, esto... ¿verdad?, ¿me entiendes?...; Dime... ¿el viernes? Sí... Sí... Ya... el martes... Adiós.
  • Metalingüística. Es la función que predomina en los mensajes cuyo referente es el código lingúístico, es decir en los que se utiliza la lengua para hablar de la propia lengua. Se centra en el código y es la función propia de la gramática, los diccionarios, las definiciones en el ámbito científico…

    Las marcas lingüísticas que caracterizan a estos mensajes son la modalidad enunciativa y, en la lengua escrita, los recursos gráficos –comillas, subrayados, uso de negritas o cursivas…– con que las palabras utilizadas con esta función deben diferenciarse del resto. Ejemplos:

    Un "examen" es un nombre que significa prueba que se hace para comprobar o demostrar el aprovechamiento en los estudios.
    Nocivo es un adjetivo que significa dañoso, pernicioso, perjudicial.
  • Poética. Es la función que predomina cuando el emisor pretende atraer la atención sobre la forma del mensaje. Se centra, pues, en el mensaje. Es la función propia de los textos con intención estética o humorística en los que es fundamental llamar la atención sobre la forma en la que está construido el mensaje y, por tanto, aparece en el discurso literario, en el publicitario y también en el coloquial.

    Las marcas lingüísticas que caracterizan a estos mensajes son el léxico connotativo, la presencia de figuras retóricas o estilísticas, de juegos de palabras, de rimas, etc. Ejemplos:

    En una noche oscura (San Juan de la Cruz). 
    Está mudo el teclado de su clave sonoro (Rubén Darío).
    McMenú MagNífico de McDonalds.
    Agua que no has de beber, déjala correr. 
    Secretos en reunión, falta de educación. 
    Se puso como una sopa...

Recuerda

La comunicación es un proceso por el que dos o más interlocutores se ponen en contacto para transmitirse información. El proceso de la comunicación consiste en que, en una determinada situación comunicativa –contexto o referente–, un emisor transmite un mensaje a través de un canal a un receptor con el que comparte un código. En la comunicación es fundamental la intención del emisor para determinar el sentido de un texto, cualquiera que sea su significado general. Por otra parte las distintas finalidades con las que se utiliza la lengua constituyen lo que llamamos funciones del lenguaje, cada una de las cuales se corresponde con un elemento de la comunicación. Son seis y en cada una de ellas el emisor pretende:

  • Representativa o referencial: transmitir información objetiva sobre la realidad.
  • Expresiva: manifestar su propio estado de ánimo.
  • Apelativa: obtener respuesta del receptor.
  • Fática: cerciorarse de que el receptor comparte el canal.
  • Metalingüística: referirse a la lengua.
  • Poética: atraer la atención sobre la forma del mensaje.